Un
dialecto constitutivo de una
lengua es el que aparece como resultado de la evolución
in situ de otro idioma, o sea que es uno de los
dialectos hablados donde se originó un idioma. Este término se opone al de
dialecto consecutivo. El término se utiliza bastante para hacer referencia a la realidad lingüística catalana. Los dialectos constitutivos del
catalán son el resultado de la evolución del
latín vulgar en un área geográfica concreta, en este caso la
Cataluña Vieja, situada a ambos lados del Pirineo. En concreto, está el
Catalán noroccidental hablado en la
provincia de Lérida y
Andorra, el
catalán central, hablado desde
Cerdaña hasta la
provincia de Barcelona y el
Ampurdán, pasando por
El Carche, y el catalán septentrional, hablado en el
Rosellón,
Conflent y
Vallespir (
Pallars y
Ribagorza, a pesar de formar parte de la
Cataluña Vieja y hablar con él el
catalán noroccidental, tal vez incorporaron el catalán tardíamente, hacia el año
1000, por la presión desde el
condado de Urgell. Por tanto, es difícil determinar si las hablas
pallarés y
catalán ribagorzano son un dialecto constitutivo o un
dialecto consecutivo). Los dialectos constitutivos del catalán tienen una fuerte presencia de elemento germánico y una muy baja presencia de elemento arábigo y
mozárabe, que se encuentra, por el contrario, los dialectos consecutivos. En algunas lenguas, como el
occitano y el
italiano, todos sus dialectos son, a grandes rasgos, dialectos constitutivos.