El
historicismo, también denominado
romanticismo, desarrollado principalmente en el
siglo XIX y principios del
XX concentraba todos sus esfuerzos en recuperar la
arquitectura de tiempos pasados. Se trataba de imitar estilos arquitectónicos de otras épocas incorporándole algunas características culturales de ese siglo mientras que la
arquitectura ecléctica se dedicaba a mezclar estilos para dar forma a algo nuevo.