En
religión y
teología, la
revelación divina consiste en revelar, descubrir o hacer algo obvio a través de comunicación activa o pasiva con alguna entidad
sobrenatural. Según con la tradición judeocristiana la revelación puede originarse directamente a partir de una
deidad o a través de algún agente de la misma, como un
ángel. A quien ha experimentado ese tipo de comunicación divina se le suele llamar
profeta. Según J.F. Rowny, catedrático de la
Universidad de California y presidente de la Academia Estadounidense de Religión, un término más propio y amplio para este tipo de encuentro sería
místico, convirtiendo la persona que lo experimente en un
místico. El encuentro de los profetas tendría un fin más concreto, con lo que todos los profetas serían místicos, pero no todos los místicos serían profetas.