El
príncipe elector o
príncipe electoral (en alemán:
Kurfürst) en el
Sacro Imperio Romano Germánico era un miembro del colegio electoral que tenía la función de elegir a los emperadores de
Alemania. Se definen sus funciones y los primeros príncipes electores por la
Bula de Oro de 1356. Durante y después del siglo XV, en realidad se limitaban únicamente a formalizar lo que era, de hecho, una sucesión dinástica. Formalmente, elegían al
Rey de los Romanos, que se convertía en
Emperador del Sacro Imperio únicamente cuando era coronado por el papa.
Carlos V (Carlos I de España) fue el último en ser realmente coronado; todos sus sucesores fueron meramente "Emperadores Electos". Los electores se encontraban entre los príncipes del Imperio, pero tenían ciertos privilegios (además de los electorales), que se perdían cuando perdían el cargo de elector.